Jairo De la Rosa, historiador ‘cazatalentos’ y ‘periodista’ del fútbol de antaño
Este pensionado de Electranta palpita con el balompié de los años 60 y 70, y en las canchas abiertas del sur fomenta el fútbol entre veteranos.
Mientras en el cada vez más monetizado mercado del fútbol crece la obsesión por descubrir y alcanzar nuevas figuras, con veedores o cazatalentos dispersos en canchas de barriada tras estas jóvenes promesas, en el sur de Barranquilla se mueve uno de estos personajes que curiosamente no indaga sobre nuevos talentos.
Por el contrario, su labor se dedica en rastrear veteranos, a los que ya fueron y están alejados del deporte, exfutbolistas profesionales o a quienes sólo les alcanzó para llegar al amateurismo.
La única condición es que tengan voluntad, y hayan jugado bien el fútbol.
Este ‘cazatalento’ es Jairo De la Rosa Marín, de 72 años, pensionado de la extinta Electrificadora del Atlántico y exfutbolista que no logró el sueño de jugar en un club profesional como hubiese querido.
La búsqueda es para participar y animar los torneos categorías ‘Plus’ o de veteranos, que cuentan con jugadores de hasta 65 años, como el que se disputa en el barrio Las Palmas.
Otro de los objetivos es completar un proyecto sobre la memoria del fútbol amateur de antaño, con las viejas glorias.
De la Rosa se desempeñó de marcador izquierdo en el equipo Estudiantes, club aficionado que patrocinaba la empresa Sasoned en la llamada Primera Categoría del Fútbol del Atlántico, de la cual afirma sin titubeos tuvo quizá el mejor nivel del balompié nacional.
A esta labor de ‘veeduría’ de la que veníamos hablando, Jairo le dedica los domingos, en especial en las canchas abiertas de los barrios San José, Las Palmas, La Magdalena, Cevillar y La Victoria.
Jaime Marenco Pertuz se le unió a la labor
En esta tarea no está solo, lo acompaña Jaime Marenco Pertuz, un contador público que observó la actividad que hacía De la Rosa y le propuso acompañarlo.
“Jaime me conoció a través de Facebook al ver lo que yo publicaba, se hizo mi amigo y ahora trabajamos juntos en la elaboración de un libro sobre el fútbol del Atlántico de los 60, 70 e incluso los 80”, cuenta.
La pasión por lo que hace, llevó el miércoles pasado a este pensionado de Electranta a colgar en su muro de Facebook un ‘post’ acompañado de una fotografía en primer plano de su rostro, para recordar que sigue en la juega, dedicado firmemente a su misión.
“Pongo esta foto para que los amigos de los comités de fútbol del Atlántico me conozcan, junto a Jaime Marenco estamos incentivando a muchos jugadores veteranos que cada fin de semana ‘están dándole al cuero’. Somos historiadores del fútbol de los años 60, 70 y 80, de fútbol amateur del Atlántico”, escribió textualmente.
El texto, que parecía un clamor, Jairo lo definió como necesario para que lo conozcan más junto a su amigo Marenco, y los veteranos que no están jugando se interesen.
Esta labor dominical le ayuda además para reunirse y compartir con sus amigos, viejas celebridades del fútbol colombiano como el ‘eterno capitán’ del Junior, Gabriel ‘Jopa’ Berdugo, Fernando Fiorillo, Carlos ‘Papi’ Peña, ‘Pocholo’ Herrera, Vittorio Márquez, ‘El Gordo’ Herrera, entre muchos otros.
Entusiasmo y rabietas
Jairo dice que le divierte mucho la actitud que asumen algunos de estos superexperimentados jugadores, cada vez que se reúnen para un encuentro de fútbol.
“Se les ve muy entusiasmados, pero al mismo tiempo cogen mucha rabia, son ‘cabreros’, se pelean, entre si, por las vainas normales que suceden en un partido de fútbol".
“Suelta la bola, no rajes tanto, muévete, baja a marcar, quieres patear todo. No calientes mucho, que no vas a poder salir”, son algunas de las frases ‘hirientes’ que se lanzan en medio de los encuentros.
“¡No vuelvo más a esta vaina!’, se les escucha también decir con frecuencia, a aquellos que salen derrotados de un partido, sin embargo, al poco rato los ves juntos tomando cervezas y acordando el próximo juego”, menciona De la Rosa.
La elaboración de las alineaciones también son motivo de risas. “He llegado a decirles, ‘¿Tu has visto jugar a Cafú? Bueno así quiero que juegues hoy marcando la punta derecha’. Son momentos de distensión”, agrega.
Con estas experiencias detrás de la raya de cal, Jairo De la Rosa reconoce que le hubiese gustado haber realizado un curso de director técnico de fútbol, haberlo estudiado para dirigir y enseñar algo de su experiencia.
Sin embargo, no lo considera una frustración “sino un deseo no cumplido”, pues está satisfecho de lo que ha hecho y hace por el fútbol de barrio.
Hincha de Junior y su ‘romance’ con el América
Aunque se considera hincha de Junior y la Selección Colombia, admite que cuando chico tuvo un breve ‘romance’ con el América de Cali.
“Sucedió por allá en 1964, tenía 13 años, Junior no estaba en el profesionalismo. Fui a Cali a visitar a una tía, y como el fútbol era mi delirio pedí ir al estadio. Fue el primer juego profesional que vi: América versus Bucaramanga, me enamoré del rojo y a mi regreso se lo hice saber a mis amigos, pero luego apareció Junior y me volqué con todo por los rojiblancos de mi tierra”, aclara.
El sentimiento que le despertó el club barranquillero lo hizo tomar una curiosa y drástica decisión que narra de la siguiente manera.
“Con Junior vi esa belleza de juego que mostraban los brasileros Othon Alberto Dacunha, Ayrton, Omar Valentín, Quarentinha, Pepe Romeiro, etc”.
“Luego llega Víctor en 1972, toda una estrella, junto a Caldeira y Chiquinho hacían cosas fantásticas. Víctor regresa a Brasil a buscar una convocatoria a la Selección, pero no lo logra, en Flamengo lo ponen en otra función y no rinde. Regresa en 1974, pero traen a Varacka en 1975 y lo bota”.
“Esa actitud del técnico argentino de desprenderse de una estrella como Víctor, ídolo en la ciudad, me llenó de ira y me propuse no asistir más al Romelio Martínez. Era mi protesta particular por semejante decisión”.
“Luego me fui unos años para Bogotá, y cuando regresé a Barranquilla ya estaba construido el Metropolitano”, concluye.
Joaquín Pardo, el futbolista más completo
Entre los futbolistas del Atlántico que ha visto jugar destaca un nombre como el más completo, el mejor de todos, según su concepto: Joaquín Pardo (QEPD).
“Vi jugar a Pardo en el Scotland de Primera Categoría, en la Selección Colombia integrada por costeños, y era todo crac. El argentino Renato Cesarini lo vio jugar y lo quiso llevar a River Plate. Joaco no quiso ir, una vez le pregunté por qué rechazó esa oferta y me dijo: ‘Tu sabes el ‘vacilón’ de Barranquilla y yo por allá tan lejos’. Muchos hablan ahora de Teo, pero yo me quedó con Joaco”, sentenció.
Entre el 16 de abril y el 18 de julio de este año De la Rosa vivió una de las experiencias que considera más enriquecedoras para un tipo que como él transpira fútbol por todos los poros.
Estuvo en Alemania visitando a una hija que reside allí hace 43 años, y por supuesto el estadio de fútbol fue una visita obligada.
“Como una gran coincidencia para mi gusto deportivo, el estadio queda a pocas cuadras de la casa de mi hija. Vi tres partidos, dos del Bremen y uno de la Selección de Alemania contra Ucrania, todo un banquete futbolero”, recuerda con satisfacción.
Su nombre no pasa desapercibido en redes sociales, en especial Facebook, en la que es un gran animador con conceptos y opiniones, siempre sobre fútbol, que muchas veces originan intensos debates.
Precisamente por este papel que lo visibiliza en redes, el periodista Gabriel Jessurum lo invitó para que escribiera en un libro que editó sobre Junior con una impresión de lujo, y en el que participan connotados periodistas locales y nacionales.
“Me asignaron que hiciera un perfil sobre Ayrton, me resultó fácil porque fue mi ídolo, lo vi jugar infinidad de veces y conocía su historia y trayectoria”, dice sobre su labor de ‘periodista’ invitado.
Y como para completar todo este expediente en el fútbol, Jairo De la Rosa Marín conserva en su residencia del barrio La Victoria una importante colección de libros y revistas dedicadas a su pasión por el balompié.
Tiene de todo un poco, libros con las historias de Junior, Santa Fe, Millonarios, Tolima y por supuesto de su viejo amor, América.
“Tengo un libro con la historia del fútbol en Colombia, las selecciones, los goleadores, en fin hay un material variado para entretenerse por un buen tiempo. Y eso que tuve dos maletas con las viejas revista Vea Deporte, y que se extraviaron en una mudanza”, se lamenta.
Jairo De la Rosa Marín es barranquillero, nacido y criado en el barrio Boston, amante de la salsa dura y de los boleros de Olga Guillot, que le gustaban a su padre. “De los vallenatos apenas lo de Diomedes Díaz”, subraya
De la Rosa concluye con una frase contundente sobre el deporte que lo hace palpitar: “He visto tanto fútbol, que ya no hay equipo ni jugador en especial, que en este momento me impresione”.